¿Qué es el Hackschooling y por qué importa en la educación del siglo XXI?

 

Por Equipo de Comunicación, The Electric Academy.  // Tiempo de lectura: 5 minutos.

Los sistemas educativos formales nos han fallado. No por completo, no todos ellos, pero podemos decir que en gran medida, nos sentimos un poco desesperanzados al ver los números de abandono escolar o los resultados de las evaluaciones internacionales. Y en momentos como los actuales, esto nos lleva a pensar en la necesidad de una profunda revisión que modifique por completo los esquemas de nuestro sistema.

El pensamiento disruptivo es algo extremadamente útil para nuestras sociedades. Más allá del miedo y la incertidumbre que nos genera, fomenta preguntas difíciles, dispara conversaciones y nos invita a repensar tendencias y direcciones. No siempre es algo cómodo, y generalmente ocurre cuando otras estrategias de cambio menos profundas han fallado.

Los Hackers –al menos aquellos que consideran esta forma de actuar en el marco de un código ético y con objetivos específicos– adoptan este enfoque, de la misma manera que los artistas urbanos embellecen las estructuras de la ciudad con sus murales. Su actuación a menudo parece un poco egoísta y radical, pero es una de las herramientas más poderosas para la reforma social en los tiempos actuales.

Durante una Conferencia TED en el año 2013, Logan LaPlante, un niño estadounidense que por aquel momento contaba sólo con 13 años, acuñó el término hackschooling para referirse a un fenómeno que, fundamentado en su experiencia de aprendizaje, vino a sacudirnos del profundo sueño en el que estamos sumidos.

Logan disfruta de aprender, pero tiene un problema personal con el sistema educativo. Por ello, a partir de sus intereses, su personalidad, las necesidades de la comunidad en la que vive, su familia y las oportunidades de la vida diaria, Logan y su familia diseñaron su propio currículo de aprendizaje.

Insatisfecho con la forma en que la escuela tradicional está tratando de enseñar a los niños cómo ganarse la vida en lugar de como vivir, Logan trabajó guiado por sus propios intereses, felicidad y bienestar, siguiendo los ocho "Cambios terapéuticos en el estilo de vida" que el Dr. Roger Walsh ideó e integrando éstos en su vida diaria. De esa manera, creó su propio currículo de aprendizaje basado en las cosas que más le interesan. Un currículo que al mismo tiempo le brinda una gran cantidad de experiencia práctica que es importante para su desarrollo social y emocional, además del cognitivo.

Lo que Logan y su familia notaron y por lo que decidieron dar un paso adelante, no fue otra cosa que la importancia de uno de los principios que da forma al aprendizaje: la pasión. No hay motor más relevante para la voluntad humana que éste.

En The Electric Academy creemos que es momento de pensar en un cambio profundo en los sistemas de educación, para alinearlos más con el propósito fundamental del que nunca se debieron haber alejado: potenciar el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes. Por ello, nos hemos propuesto nosotros mismos “hackear el aprendizaje”, guiados por la misma idea fundamental que Logan: utilizar el interés y la pasión de los aprendices para crear oportunidades de aprendizaje significativo.

Logan decidió construir su propio currículo de aprendizaje, impulsado por sus intereses y pasiones.

Esto, que parece tan lejano de la lógica de nuestros sistemas de educación formal estandarizados, es algo completamente natural en otras áreas. La investigación científica concluye casi unánimemente que nos sentimos mucho más satisfechos cuando trabajamos en áreas, organizaciones o empresas que coinciden con nuestros intereses y pasiones personales. Además, hay gran evidencia científica que respalda la idea de que cuando trabajamos en aquello que nos interesa, tendemos a rendir más que cuando no lo hacemos. De hecho, los mismos estudios señalan una mejora no sólo en el rendimiento, sino en el clima de relacionamiento con los compañeros y en la predisposición para con clientes, sin considerar la estabilidad en el puesto de trabajo, que tiende también a ser superior.

Claramente la evidencia estadística prueba que cuando trabajamos en lo que nos gusta, nos interesa o nos apasiona, nuestro rendimiento, satisfacción personal y relaciones interpersonales, mejoran. Por ello, es difícil pensar en razones que fundamenten un sistema educativo alienante que nos aleje de aquello que nos es relevante, aunque esta sea la práctica común.

Construir un sistema en el que la pasión sea el driver fundamental es, por varios motivos, complejo.

En primer lugar, porque la pasión o el interés es algo que se construye con el correr del tiempo. Es necesario explorar diversos intereses antes de decidir qué nos apasiona. Sobre todo, a etapas tempranas, tener definido con claridad qué nos mueve es, cuando menos, atípico, ya que la construcción del interés y la pasión que nos impulsa no se desarrolla únicamente con el conocimiento de uno mismo, sino con la experiencia de lo que nos rodea.

Según muestran los relevamientos realizados por la Dra. Ángela Lee Duckworth para su libro “Grit: el poder de la Pasión y la Perseverancia”, la pasión “se parece un poco a un descubrimiento, seguido de mucho desarrollo y de toda una vida de profundización”. En ese sentido, la Dra. Lee Duckworth -citando la investigación desarrollada por Douglas K. S. Low, Mijung Yoon, Brent W. Roberts y James Rounds en el Psychological  Bulletin 131, 2005- sostiene que “en la infancia aún es demasiado pronto para saber qué seremos de mayores. Los estudios longitudinales que han hecho un seguimiento a miles de sujetos a lo largo del tiempo han revelado que la mayoría de las personas sólo empiezan a sentirse atraídas por intereses vocacionales y alejarse de otros en la pubertad… es muy poco probable que un alumno de séptimo curso -incluso un modelo futuro del grit- sepa a esa edad con claridad qué le apasiona en la vida”.

Siguiendo estas ideas, desde nuestro Electric Learning Framework, nos hemos propuesto incidir sobre un paso anterior a la pasión. Creemos que los sistemas de aprendizaje deben ser generadores de oportunidades para explorar los intereses y pasiones de niñas, niños y jóvenes, por ello, deben estar siempre orientados a generar curiosidad.

La curiosidad es lo que lleva a la exploración del universo que nos rodea, la curiosidad es lo que conduce a desafiar los límites. La curiosidad es la chispa catalizadora de la pasión.

Por ello, cada actividad, desafío o proyecto propuesto, debe estar orientado a alimentar esta condición. Debemos alimentar la curiosidad, ayudar a desarrollarla, darle oportunidades diversas de manifestarse. Dotar a las niñas, niños y jóvenes de la libertad necesaria para explorar los fenómenos desde las ópticas que quieran, y utilizando los recursos que deseen. Ese será nuestro principal aporte a la construcción de sistemas de aprendizaje que resulten respetuosos de las pasiones e intereses de nuestros aprendices. Esa es la piedra angular de nuestro hackeo al sistema educativo tradicional.

Por otra parte, el Prof. Dr. Seymour Papert -matemático, científico informático, profesor del MIT y creador de Logo, entre otros tantos pergaminos- nos proporciona un complemento a esta idea, que viene a cerrar nuestra visión sobre el HackSchooling como pilar para nuestro sistema de aprendizaje: la idea del hard fun.

Decía Papert en una de sus recurrentes publicaciones “He recibido muchas críticas por parte de las personas que leen esta columna (y otras cosas que he escrito) por abogar por eliminar el trabajo duro y la disciplina del aprendizaje. No los culpo. Soy un crítico de las formas en que la escuela tradicional obliga a los niños a aprender y la mayoría de los intentos de introducir un plan de estudios más atractivo y menos coercitivo en realidad terminan quitando las agallas del aprendizaje. Pero no es justo declararme culpable por asociación.

Toda mi carrera en educación se ha dedicado a encontrar tipos de trabajo que aprovechen la pasión del alumno por el arduo trabajo necesario para dominar material difícil y adquirir hábitos de autodisciplina. Pero no es fácil encontrar el lenguaje correcto para explicar cómo creo que soy diferente de los enfoques de educación de "tocar con delicadeza... hazlo divertido, hazlo fácil".”

Esta noción es fundamental para una auténtica comprensión del concepto que buscamos impulsar sobre el HackSchooling. No se trata de construir un sistema donde en el uso de sus libertades los aprendices tomen los canales sencillos y rápidos. No hay auténtico aprendizaje sin el desafío de las capacidades.

Tampoco se trata de suavizar nuestros sistemas de educación para hacer que resulten más simples, no profundicen tanto en los conceptos o contenidos, tengan menos cargas horarias, o -como tristemente sucede en América Latina- implementen políticas de pase social para que alumnos que no están preparados avancen de curso por su edad.

Se trata, por el contrario, de colocar desafíos tan desafiantes e intrigantes, que motiven y entusiasmen a los aprendices a ir por más. A investigar un paso más allá, a buscar más información, a debatir con otros, a crear hipótesis y tratar de probarlas, a equivocarse, levantarse y continuar andando.

El HackSchooling, como nosotros lo vemos, se trata de alimentar la curiosidad de las niñas, niños y jóvenes a través de desafíos intrigantes y relevantes para su entorno personal, ofreciendo diversas modalidades de aproximación a éstos, de modo que cada uno de los aprendices tenga la oportunidad de transitarle de una forma única y diferente.

No es sencillo, no es un camino libre de espinas. Pero es el camino que debemos recorrer si queremos niñas, niños y jóvenes valientes que formulen las preguntas correctas para darle al mundo un futuro mejor.

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